sábado, enero 05, 2008

Poema de Mirta Rosenberg

RETRATO TERMINADO

Es una manera de decir

quiero quedarme sin palabras,

perder sin comentarios.

Hasta cuándo voy a hablar

de lo que ya no está.

De la que ya no está

viéndome escribir de ella.

¡Y con esos ojos!

También yo de noche los abro

y miro el silencio

en la oscuridad

donde el retrato termina

sin que lo alcance a ver

y pienso

y pienso

y pienso

en temas como vos

que no parecen tener

vencimiento,

en tu deseo de llegar a casa:

con la llave preparada,

aferrada a la puerta del taxi,

te dejabas caer en tu puerta

casi con la voluntad incierta

de una hoja en otoño,

esa clase de vencimiento,

y esos ojos más bien dorados

de los que decías en las descripciones

ojos verdes. Para mirar

cada ocasión con buenos ojos

que no me miran más,

aunque los recuerde.

Y ahora

quiero quedarme

sin palabras. Saber perder

lo que se pierde.

O eso parece.

Parece que las dos

nos hemos quedado sin madre:

yo sin vos

vos sin ella,

y sucesivamente,

como eslabones perdidos,

y encontrados por un rato

con los padres,

pero ésa es otra historia

que está mejor contada

en la foto de casamiento

para la que palabras

nunca tuve,

como si fuera anticipo

de mi propio vencimiento.

De los padres decías que el tuyo

tenía ojos verdes,

como vos, tu nieto Juan,

y nadie los tenía del todo

aunque merecían tenerlos:

tu manera

de embellecer el retrato

era tu manera de verlo.

De ella decías en cambio

desde su muerte no fui la misma,

y ésa sería tal vez tu manera

de no terminar el retrato.

La palabra no.

Lo mismo digo yo.

Aunque también se diría una ocasión

más bien vulgar: en general,

todos nos quedamos sin ella,

y esa ausencia de la luz parece

descansar los ojos

sin vaciarlos. Los anima,

o los vuelve hacia la oscuridad,

que es donde el retrato termina.

Dijo mi padre de la suya:

nací con ella y ahora

voy a tener que morirme

solo. Y después

lo hizo.

Dijo mi maestro de la suya:

me pasé toda la vida para tener

la letra de mamá. Y después

la tuvo.

Era un dolor perfecto:

hablando de ella,

hablaban de sí mismos.

O eso parece.

Parece que perder

no es un arte difícil:

los muertos de verdad de uno

son víctimas amadas de los vivos.

De lo que cada uno dijo.

2 comentarios:

gabrielaa. dijo...

ay nena

Alma en su Laberinto dijo...

Fascinante.

Y te encontré! Espero que me recuerdes. =) (de TJ? Ambar? ;) ) Estoy integrándome al mundo bloggero, al mundo. Je.

Un Besito